Cazamujeres de mente estrecha Mariano Cabrero B�rcena - 19.10.2008 22:29
Mariano Cabrero:"Le presto mi reproductor de casetes. Ya ve; peque�o como un paquete de cigarrillos. M�talo en el caj�n de su mesa de trabajo, y presione aqu� ("Rec"y "Play") cuando entre ese cazamujeres de mente estrecha", termin� dici�ndole.  Los fantasmas pululan por el mundo entero  El autor "La humanidad es la �nica virtud verdaderamente sublime del hombre: es la primera, y tal vez la �nica que las religiones deben inspirar a los hombres, porque encierra en s� todas las dem�s.� las dem�s." HELVETIUS, De l�homme, I ,14. No sale uno nunca del asombro que me produce, y lo digo con la mano en el coraz�n, que, muchas personas, se pasen la vida mendigando amor, justicia, paz, maternidad, humanidad...Parece ser que es nuestro sino muy com�n en los tiempos actuales. Narro tres historias reales, ficticias, so�adas quiz�... �Si hablar� mi coraz�n...de cuantas cosas nos enterar�amos! Y habl� mi coraz�n y me relat�: 1. La honestidad: �ES verdad! Soy un hombre observador, y disfruto-desde luego-ayudando a mis semejantes. Era la hora de la siesta-que nunca duermo-, y me encontraba sentado sobre un banco en el jard�n. Dos mujeres j�venes-entre treinta y cinco y cuarenta a�os-hablaban a voces, como lo hacemos la mayor�a de los espa�oles. Piensa uno que ha escuchado todas las cosas de este mundo. Pero no; siempre surge algo nuevo. "No puedo aguantar m�s. F�jate: ayer me dijo�mi jefe�que, si me acostaba con �l, me propondr�a para jefe de secci�n. Ya sabes, habr� pronto un concurso�oposici�n de r�gimen interno por m�ritos (?)... �Qu� cara dura!", le contaba la rubia a la pelirroja. "Pues, si fuera yo, no lo pensar�a dos veces. �Mira qu�...son doscientos cuarenta con cuarenta euros m�s al mes! �Qui�n iba a enterarse?", le contest� la pelirroja. Y es que en las empresas, p�blicas y privadas, se hayan ya muchas mujeres desempe�ando labores propias de los hombres, pero sin perder para nada su identidad femenina. A su lado deambulan desaprensivos, vividores, buscadores de cuerpos�oro suave�femeninos deseados...que acosan sexual y moralmente a las f�minas�sean casadas, solteras o viudas�.Pasados unos minutos la rubia qued� sola, pero c�mo estamos en democracia, me dijo mi atrevimiento: "Ac�rcate a esa chica, y trata de ayudarla". "�Perdone, se�orita, mi atrevimiento! No he podido sustraerme a escuchar sus conversaciones y, de verdad, creo que debe denunciarle", le manifest�. "Le presto mi reproductor de casetes. Ya ve; peque�o como un paquete de cigarrillos. M�talo en el caj�n de su mesa de trabajo, y presione aqu� ("Rec"y "Play") cuando entre ese cazamujeres de mente estrecha", termin� dici�ndole. No es prueba suficiente ante los tribunales de justicia, pero si evidencia �tica para que le cambien de negociado. "�Cree que tendr� arrestos suficientes para tenderle esta peque�a trampa a ese hijo...?", me contest�. Claro que s�le dije�, pues la democracia�sus leyes�le confieren el derecho a defenderse, y belleza le sobra en abundancia pero para ser mujer de un solo hombre: su marido. Pues bien, ense�ando a un sinverg�enza a respetar a las mujeres, respetar� a la propia. Quien ama y respeta a una mujer est� amando y respetando al mundo entero. No olvidemos que, si nosotros estamos pernoctando en este valle de l�grimas, se lo debemos a ellas. "La mujer quiere ser amada sin raz�n, sin motivo; no porque sea hermosa o buena o bien educada o graciosa o espiritual, sino porque es" (Henri Fr�deric Amiel, diario �ntimo II).Nos ten�an ense�ado�en a�os anteriores�que por el mero hecho de haber nacido hombres, y no mujeres, dominar�amos el mundo: gran error el cometido por nuestros maestros. Hoy por hoy, y a Dios gracias, la mujer/es est�/n liberadas para bien o para mal, pero han asumidos todas sus consecuencias. Realmente esta se�orita�funcionario, como otras muchas, est�n-- todos los d�as del a�o�mendigando honestidad� Cierto es, y hemos de decir que, el acoso sexual, existe en todos los pa�ses del mundo�por desgracia. Y es que el motor que mueve la sangre por mis venas, el coraz�n, me habla siempre en silencio, y me dice, muchas veces, que todos somos unos mendigos...en busca del amor, en busca del amor de nuestro semejantes. Hoy han hablado tres mendigos, ma�ana�Pero, es cierto y verdadero que, sin lugar a dudas, los mendigos tambi�n aman. La Coru�a, 19 de octubre de 2008 �Mariano Cabrero B�rcena es escritor
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